Thursday 27 November 2008

Qué sabe Orwell del amor?

Me he pasado la mañana investigando el camino a la felicidad. Esto no es algo que suelo hacer, es algo que mi madre me ha insistido que haga por medio de los Deepak Chopra del mundo - recomendación que tanto entonces como ahora hago caso omiso. La razón es muy sencilla: salí de una relación que los tests de internet tildaban de patológica, estoy en esa encrucijada de mi vida que me tiene aterrorizada de una forma que no sentía desde mi infancia (poco después descubrí que la culpa de eso la tenían mis padres y sus amores de la simbología de los cuentos de Grimm... si tienen un chance, denles una pasada que son horribles, Kubrick se queda pendejo). Total. Relación en fin, un fin muy amigable pero como son estas cosas, también sumamente complicados.

He aquí donde entra la cuestión de la felicidad. Que si el Dr. Martin Seligman dice que hay que buscar felicidad de significado. Me puse a hacer sus cuestionarios y aparentemente soy una persona muy curiosa pero con un coeficiente de depresión reciente un poco preocupante. "¡Pero si eso se soluciona con una vida que busca el significado!" y le respondo "soy filósofa, im-be-cil.... lo único que hago es buscar significados" que hipótesis tan bruta. Igualito tomé sus tests y leí los resultados - buscandoles significado - y no tienen ningun sentido.

Un monje budista, de origen francés y que la felicidad no se encuentra sino que se trabaja. Pero no es que se trabaja hacia la felicidad, sino en la felicidad. Un médico hindú que hace a todo el mundo meterse a risoterapia. La aberración de la "felicidad del significado" de Seligman: el producir sensaciones de bienestar de afuera hacia adentro. Hasta me leí un libro que me compró mi madre acerca del verdadero amor y aprendi palabras inventadas del new age.

Total, caí en ese punto tan absolutamente desorientado que soy capaz de aceptar cualquier dreck que me pongan enfrente. Creo que por fin entiendo al resto de los new-agers como en un estado permanente de "openness" - realmente la condición perfecta para creerse lo que sea. Cuando todo es mentira, y las verdades son temporales y dependen de modas y modalidades... bueno, mi lado optimista me indica lo positivo de la apertura a ideas, de no aferrarse al dogma.

Ahora bien, casualmente pasé un par de semanas investigando los "cults" para varias cosas. Me pasé un buen rato viendo cosas como "jesus camp" y en particular leyendo montañas de informes, artículos y dossiers sobre la cienciología. Luego me puse a investigar sobre las virtudes de la afiliacion, y sobre todo la ortodoxia religiosa. La gente siente propósito, se siente con significado, se siente más contenta.

Creo que toma un caso tan absurdo como el de Jonestown, o como el de la misma cienciología ilustrar los males de estos sistemas. Tendrás una sensación de control y de propósito pero al precio de descartar la data desconfirmante que está contrariando las creencias en todo momento. La secta o la religión no tiene que ser necesariamente perversa, pero los mecanismos que operan por medio de dogma responden siempre a estructuras iguales. Me dirán que creer en cristo no es lo mismo que creer en xenu, sobre todo con lo que obligan estas organizaciones a hacer. Pero las creencias responden a sistemas de autoridad. Y la autoridad, como Stanley Milgram muy bien comprobó, y como Zimbardo puso a prueba en Stanford, es sumamente persuasiva - para bien o para mal.

Entonces sí es pertinente comparar todos estos sistemas lateralmente, y corriendo el riesgo de ofender a todo el mundo. He tenido debates con familiares que aseguran que el Islam tiene rasgos sumamente violentos y hace que todos aquellos que lo siguen sean así también. Que si siempre van a odiar a los judíos porque Abraham exiló a hagar con su hijo, quien luego sería el progenitor de sus fundadores. Estas son todas cuestiones de interpretación. Lo que importan no son exactamente lo que se dice sino los sistemas en los que se asegura su cumplimiento. Ciertas sectas son mas disciplinarias, mas dogmáticas, ahupan mas la violencia y penalizan el pensamiento individual. Otras no tanto, o se cuidan de las formas en las que se dicta el dogma. No tienen siquiera que ser agrupaciones religiosas o espirituales. Los Nazis son un buen ejemplo, de hecho era el ejemplo que quería ilustrar Milgram en sus experimentos. Hay algo que creo innato que nos hace propensos a este "groupthink" - será la condición de animales sociales, o algún gen adaptativo en la evolución de la especie. La autoridad la buscamos, la queremos, la necesitamos.

Josh Knobe comprobó que los humanos tenemos tendencia a hacer juicios morales fuertes cuando la transgresión del código moral es hacia negativo. A atribuir culpa aunque su caso simétricamente opuesto no cause este efecto. Mas allá de eso, cuando juzgamos que algo es transgresivo no solo lo calificamos como tal, sino que existe una tendencia - una necesidad - de castigar.

Todo esto muy negativo, suena, pero creo que es importante delinearlo para comprender que es lo que estoy haciendo en cuestiones de enfoque que me dificulta ser feliz. Con significado o por risa, o por pastillas. Será que es la incompatibilidad absoluta entre saber lo absurdo del sistema social y de valores, el peligro de seguir autoridades con fé en vez de criterio y la necesidad de ser parte de algo, algo que invariablemente tiene autoridades, tiene premisas, dogma, reglas, entes castigantes... la necesidad de funcionar en un sistema para que mis actividades, mi cotidianidad, la vida misma, no parezca (como parece, y probablemente es) una cuestión arbitraria cuyas actividades no tienen impacto y caen en el vacío. Donde no importa si hago o no hago porque mi supervivencia no ha sido amenazada. Donde las ambiciones vienen de una serie de dictados sociales, intelectuales, y hasta socio-económicos.

Entonces elegí hacer algo peor. Botar la estructura y ponerle fé solo a una relación amorosa, desaprobada por muchos, probablemente patológica, con un ser bueno pero - ultimadamente - no perfecto. Era inevitable que colapsara bajo su propio peso, esta mini-sociedad de reglas implícitas y cambiantes. Creo que él buscó lo mismo en mí - respuestas que no tengo. Creo que me obsesiona el tema de tener respuestas, porque sólo se puede responder cuando se tiene autoridad. Y la autoridad, por mas que se quiera, se gana y se otorga y no existe en el vacío. Y aunque volver al mundo real me aterra creo que, por lo pronto, tengo que ignorar a Neo y tomarme la pildora roja. O la azul... bueno, la que no me saca de la matriz.