Thursday 30 October 2008

Ma vie en flu

Estaba leyendo primero (y viendo videos despues) sobre física cuántica. Y entre el ajetreo, la desmoralización emocional y el aterrizar en la tierra porteña y caer enfermísima se me hizo inevitable cruzar el gato de Schrodinger y la ley de Murphy formando así un gato cuántico picado por la mitad: todo lo posible, ocurre, combinado con todo lo que puede salir mal, ocurre así. Así, malhumorada pasando horas en mi casa nueva sin haber podido todavía explorar pinche Palermo. Mi gato está muy pesimista - en todas las posibles variaciones del lado desafortunado en repertorio.
En todo caso, tengo gripe, el departamento tiene una calefacción que me hace sangrar por la nariz y por alguna extrañísima razon, el agua me sabe a lo que huele la marijuana. Sabía o debí reconocer el mal augurio de la vomitona en el avión desde Perú ocasionada por el consumo de pisco-sours y nervios. Pero el mundo obliga así que aterrizando me puse en búsqueda de habitaciones con precios infladísimos y mal ubicados, o destartalados o... ambos. Por fín llegué a un acuerdo con mi buen amigo Nicolás y me contenta reportar que tengo donde dormir a modo semipermanente.
Ayer tuve sesión en un taller literario para el cual no estaba demasiado preparada. Decidieron leer el cuento que traje, que traje no mas porque era corto y no tenía demasiado sencillo para imprimir mas nada. Para empezar es la primera vez que veo un salón dominado por hombres en algo relacionado a la literatura. Aunque fuese mi primer taller. Muy interesante. Es posible que escriba como hombre, porque el cuento gustó sin estremecer o invocar "sentimientos" en lo literal, sino producir una clase de fascinación con lo bizarro y los juegos linguisticos. No sería la primera vez que me lo dicen, pero sí me persigue el juicio de masculinidad en el trato del texto. Siempre consideré el escribir un escape de las limitaciones que impone lo cotidiano y lo educado. Creo que me averguenza reproducir patrones de poder masculino en el estilo por otorgar poder, pero al mismo tiempo no engaño a nadie. No me interesa ser guerrera social o de género.
Por ahora, y por la gripe, encuentro a Buenos Aires muy tranquilo. Espero no sea así. Hoy me aventuro a otras partes de la ciudad menos residenciales, jalando al Nate contra sus queridos deseos de vivir como local (de esto último me burlé sin piedad... el muchacho no habla español y mide como 4 metros) y pretendo de todo corazón encontrar el remolino.
Pero como todo, existe un género de lo posible. Como en la filosofía judía, voy a considerar al gato negativo como un Kaparah, y el átomo explotado, todo lo demás entra en positivo. O por lo menos entraría en juego la posibilidad de todo lo demás.
Una vacuna. Como lo que debí haber tenido antes de viajar a un lugar frío. Por lo menos buscaré dejar de enfermarme.
No me gusta la comida.
Pero hoy, gripe o no, voy a intentar salir por mas de 6 horas seguidas.