Saturday 10 March 2007

Y Suiza pasó la frontera...

En cuestiones de estrategia política, la tolerancia a invasiones se ha cubierto con la manta conceptual de la idea soberana para cubrir, de modo ultimadamente legitimo, respetable y ultimadamente sacrosanto cualquier cantidad de peculiaridades e indiscreciones. No es secreto para nadie que la convivencia toma esfuerzo, adaptación y tolerancia - y aplicable tanto a política (y sus armas de doble filo, en detalles que no voy a entrar para no delatar una afiliación política sin una justificación global) como a la coexistencia social.
Pero como he mencionado varias veces en el blog, la estructura cultural cambia con rapidez que recuerda al principio físico de la incertidumbre, y parte central de esta constante adaptación es la forma en la que se percibe el espacio. Ésta página es un espacio. Esta oración ocupa un espacio dentro de un medio que es colectivo en un compartimiento personal. La cuestión del internet, del espacio virtual, de la existencia avatariada y la división de producción mental en medios nuevos (y en el caso de programas de comunidades virtuales, por medio de otras boquillas) solo la menciono porque sirve como factor fácilmente identificable de la desestabilización de como se aprecia el espacio.
Se ha oído mucho hablar del espacio personal, en muchos (sino todos) los casos dictaminada o en relación directa con una cultura de fondo. A los británicos les gusta mantener distancia física al tratar cara a cara, a los venezolanos les gusta más la cercanía y hay más gesticulación y toqueteo. Todo esto un tanto estereotípico, todo esto discutido como un matter-of-fact, pero la creación de un espacio personal no se limita a una cultura discursiva sino abarca, de modo un tanto expansivo, la historia como fondo y la historia en retrospectiva (el modo en que se aprecian los hechos históricos desde el locus donde se habla - basado en consecuencias y el estatus presente de las cosas), el momento económico, la percepción de la importancia del individuo vs la estructura social, la política ect ect.
Mi espacio personal es maleable y engorda y adelgaza como Anna Nicole - sin ofender a muertos ni evocar mas que un ejemplo reconocible - pero solo cobra límites tangibles al momento de trasgredir los muros de mi soberanía figurada. Mudada, comprimida en un dormitorio poco mas grande que un closet, la constricción del espacio habitable no me tomó por sorpresa y la verdad el cambio desde la cooperativa pre-decembrina fue bastante fácil. Apreté también el cinturon - Londres es caro y medio - con respecto a las indulgencias gastronómicas y adapte las costumbres sin mayor shock.
Pero cuando esta mañana, sin mucha discutidera, llegaron a mi pequeño hueco tres amigas de la universidad cargando grandes cantidades de equipaje sentí una punzada. No es que no me guste convivir, pero de repente subió adrenalina y entre en modo defensa. Tranquila, Michu, que te adaptas igual. Tranquila que la visita es para tí con todas las intenciones de amistad. Las niñas estaban cansadas. Se llevaron mi cama. Por qué no se me calma la leona dentro? Acomodamos todo y de repente mi paranoia de invasión se aplacó. Pero no era por el cuarto mas ordenado, no era por la victoria del ingenio contra las mínimas dimensiones de mi universo físico sino por la apertura sinfónica y angelical de las puertas del Internet. Mi email. Las teclas tibias y el ventilador en su ritmo constante. Entendí entonces el "pueden invadir mi cuerpo pero no mi mente" No es que estén invadiendo, dejo claro para evitar ofensas o algún incidente doloroso de una amiga en reproche a mi neurosis. Es cuestión de límites y la optimización sinérgica del marketing de lo que significa un espacio propio.
Primero estaba el speakeasy, luego el 8track, luego el Discman hasta el nano. Cumplen la misma función en menos espacio. En Inglaterra las mansiones y los "estates" eran el justo y digno espacio necesario para un aristócrata. Un apartamento de más de 200m en Londres es ahora un lujo inimaginable. Mas gente, mas competencia, reducir y comprimir. Las bibliotecas aplican bases de datos digitales, efectivos, accesibles pero intangibles - dejando mares de fichas a los estudiantes que quieran anotar detrás. La música viene en ceros y unos... era solo cuestión de tiempo hasta que el espacio personal se extrapolara del espacio real; ergo MYSPACE. Se venden terrenos y bienes raices en Linden, tierra de los avatares de SecondLife (fenómeno que seguro será victima de un posting mejor considerado) el espacio digital inventado cobra vida y valor en un mercado donde la existencia humana reside detras de las teclas, un cerebro en dos cuerpos. Es limpio y efectivo y de repente las invasiones terrenales son menos importantes que las intrusiones de ideas. Si los norcoreanos en entrenamiento pasan la frontera hacia Corea del Sur, se monta la tangana. Los militares suizos, perdidos y cansados de su entrenamiento cruzaron a Liechtenstein - tierra sin defensas nacionales- y ambas partes se ríen del error mientras comparten un té vespertino. No es cuestión de acto de presencia, sino la presencia de un objeto foráneo intangible, y religiosamente poderoso.
Es algo sci-fi y un poco ambicioso decir que se ha logrado ailsar y extrapolar la conciencia moderna, que puede existir en medio propio con memoria infinita, como Dumbledore y su pensieve. Pero los estudios históricos muestran que el jóven moderno (con respecto a 50 años atrás) tiene mucha menos capacidad de memoria, pero ha aumentado infinitamente la capacidad y velocidad de procesamiento de información. Si no hay un argumento directo y conciso que justifique que cante victoria a una conciencia humana flotante, definitivamente existen razones (más que suficientes!) para decir que la cultura y el mundo virtual ha cambiado la geografía y funcionamiento de la conciencia racional. Un outsourcing capitalista a la intangibilidad de la mente.
Por lo pronto, mis instintos de leona protectora descansan tranquilos sabiendo que en el cibermundo, mi 'space' es mío, mío, mío.