Sunday 5 October 2008

Post-mortem con paletas.

Por exigencia popular de ciertos allegados, y los hints de allegados mas alejados y - a quien estoy engañando - mi propia salud mental me toca hacer un post. O un post mortem.

En fin, en Caracas, no por mucho tiempo. Parando en mi casa, a veces, para dormir y comer y quejarme del atrapamiento. Y hoy domingo, parando-me tarde y con los ojos hinchados de un nuevo fenómeno de la somnoliencia: me lloran los ojos cuando duermo. Y me despierto en un revoltín de almohadas, con la colcha entre los dedos de los pies, la cama violada a la desnudez por un violento galope cual perro que sueña. Y claro, la cabeza en la esquina opuesta a la que empezó.

El otro día mi mamá me preguntó que si yo no sueño. Le dije que claro que sueño - pero lo malo es que los recuerdo en la mañana pero no mas tarde (y me hallo incapaz de recomponerlo, como una historia nunca leida en un examen oral). Por qué tan malo, preguntó - y como me imagino se lo preguntan quienes leen el post ya con los ojos cruzados y la frente arrugada en signo de interrogación. Respondo, por miedo a las arrugas ajenas, que por que soñar sin recordar el sueño significan la completación de un ciclo REM que se ocupa de fijar las memorias concretas - no del sueño - y completar las tareas cognitivas de asociaciones y aplicacion de metodos aprendidos. Por el otro lado los sueños recordados tienden a ser de lo mas divertidos. Las horas posteriores a despertar me roban las dos vivencias.

El otro día sali por la noche y llegue de día incapaz de sacudir la necesidad de escapar. De sentirme atrapada, aunque el evento no ameritaba tan fuerte reacción ni tan forzado desenlace. Luego atrapada en una agenda, en un horario de trabajo, del cual dicho sea me atrapa prescindir. Atrapada en una red de relaciones familiares que intento evolucionar. Y a todas estas, no logro atrapar nada, creo, no logro dormir. Se convierten las vivencias en una lucha para recuperar el balance de poder y la sensación de control.

Tanto escapismo termina siendo (como se me pinta evidente por fin en mi lucha con mi novela) una sola lucha conmigo misma, de escapar lo que hago, lo que quisiera hacer, lo que no tengo, lo que me siento incapaz de lograr y la locura impuesta por los sistemas de valores meritocraticos. Como decía Pynchon - mi apuesta por el Nobel este año, por cierto - estoy en el mismo wavelength de todos los weirdos. Esto sencillamente porque la profesión te tilda de loco y vagabundo hasta que los pelos y las arrugas se instalan sobre los libros que ahora salen en ediciones de cuero - cuando por fin la locura se convierte en la clarividencia, el intelectualismo y la muerte. Y previo al respeto y las odas al trascendentalismo de las palabras vienen las cooperativas y los movimientos y el sentimiento de estar al borde y, claro, las drogas. No tomo drogas. No duermo, y no estoy loca.

Mas me valdría ser contadora y atraparme en las celdas de numeros y representaciones.

AN-Thems del día: LES Artistes de Santogold y Tables & Chairs de Andrew Bird.