Monday 10 September 2007

Crónica dantesca del remix y el alcohol.

Con todo el material de debate que se ha desenterrado acerca de la subjetividad de la madurez mental, del rol de la experiencia en la creación de aires cultivados. Ni se diga de la vena esoterica que considera la lectura como catalizador y portal de acceso a la corriente intangible de la humanidad inmortal. Con toda mi credencial de New-age pase la noche del sabado, al igual que el viernes y el jueves que le precedieron parada en una cola cual liceo mordiendome las uñas viendo a ver que mojón meto esta vez.
Con la cédula en un estado deplorable, pelado y vencido y sin mucha otra documentación de procedencia cuestionable en mi poder, el peso de mis años sutilmente aligerados por alguna muestra de erudición al moldear la plastilina en mis infantes me tienen en un protectorado de secretos.

Y si no deducen ya el misterio de la verborrea, lo digo bien claro: Gringos comemierdas, dejenme entrar a los bares Coñísimo!!!

Para una sociedad que venera la juventud tanto como la precocidad, y tienen de heroe magistral al rebelde y el anti-hero (ni me hagan comenzar a comentar acerca de los Kerouacs ni mucho menos los Hunter Thompsons) como innovadores las puertas permanecen oficialmente cerradas para las ovejitas como yo.

Esto, por supuesto, no quiere decir que no me vestí de lana y metí mas ficciones que James Frey. Ahora, si los cuentos son deliciosos, más lo es la ironía de la legislación. Digase de niños de campestre procedencia, sin la mas mínima idea de codigos de conducta entrando apaciblemente, si un poco asustados. Poco me habría de importar siendo la situación distinta - digamos que la escena clubestre en este glorioso centro de la dona ha sido poco menos que deprimente. Y sin pretensiones de precocidad si digo que la experiencia ha erosionado varias de las caretas menos glamorosas del oficio (las falditas ridiculas, el libido oxidado y la inexplicable atracción potenciada al suelo - sin siquiera hacer mencion de la música trillada y la practica de copular al son a individuos con ojos de vidrio).

Me distraigo. Lo que ocurre es lo siguiente: cada tanto, por sonrisa milagrosa de Dionisio, allegados a quienes mi cariño es devoto pero cuyas afinidades crepusculares intento omitir deciden ir a eventos de corte vanguardista. Bueno, vanguardista al punto en que se permita en estas partes. Dicese de la fiesta en HELL. Bar subterraneo ubicado en una zona apartada del neon pulido y perfumado de el Greek Life, tiene una clientela leida, añejada e infinitamente mas interesante. Cómo te extraño, mi bella Londres extorsionadora! Por si no fuese suficiente, la música excluye los anthems y busca impresionar. Las paredes tienen versos de Dante y el mismísimo diablo hace acto de presencia en su mejor vestido de papier maché. Yo también quiero abandonar la esperanza, allegados. Viejos becerros que acceden mi compañia.

Frustrante, mas aún, mentor objeto de admiración profesional viene saliendo a prender cigarrito y yo con cuatro, cinco excusas sigo sin convencer al portero del infierno. Procede dicho personaje a abogar por mi honestidad (que digo, deberia castigarse empujandome al infierno, digo!) Mierda. Si es que es un chiste cósmico, el infierno se materializa enrojeciendome de rabia y pena, excluida del paganismo subterráneo. Y oigo una version increiblemente bien producida en techno de Magic Numbers.

Entra ahi mi cedula y la ironia de la honestidad - cola entrepiernas me llevan a buscar documentacion de mi mentira, la ual produzco media hora mas tarde a el barbudo burlon de la puerta. Incapaz de creer mi audacidad, miento de nuevo, y mientras mi acceso es contingente a mejor documentacion a futuro entro a paraiso seudointelectual, submundo de lentes de pasta y mucho alcohol. Chance dado recibo un coñazo cuando las ovejas objeto de mi afecto, quienes entraron asustadas, permanecen con los ojos en luna llena y avanzan, veinte minutos mas tarde, a jalarme a su salvacion, sino a la mia. Odisea homerica, mis cojones. Puta madre, termino en un Frat Party.

Quien dice que no entré con Dante, cadena perpetua de edad ligera, pregunto: QUIEN ME HACE UN FAKE I.D. lo necesito, como que ya.

Cariños pedofilicos, escribe desde el purgatorio
Yo